
Durante largos años el edificio permaneció cerrado y sin uso, aunque se barajó la posibilidad de abrirlo como hotel, proyecto que no prosperó. Su destino definitivo parecía ser el deterioro progresivo, la ruina arquitectónica y paisajística, cuando un hecho inesperado vino a cambiar el curso de los acontecimientos. El 9 de julio de 1963, en el curso de una escalada al Monte Perdido por su cara norte, desde el mismo valle de Pineta y cruzando los glaciares que hay en sus faldas, un accidente de montaña provocó la muerte del escolapio Jordi Turull. El trágico suceso ocasionó que una representación de esta orden religiosa se desplazara a la zona con motivo de los homenajes que se le hicieron al montañero. Fue entones cuando descubrieron el edificio sin uso, abandonado a su suerte a la entrada del valle, y comprendieron la enorme potencialidad que ofrecía para transformarlo en una casa de colonias para los alumnos de los colegios de la orden. La compra, en la que me dicen que, aunque de una manera indirecta, participó el actor aragonés Paco Martínez Soria aportando dinero, dado que un hijo suyo procesaba entonces en la orden, se verificó en marzo de 1964, a la vez que empezaban los trabajos de adaptación para su nuevo uso. Desde entonces, año tras año y de forma ininterrumpida, miles de escolares se han alojado en él en época estival.
