
Voy a escribirle un e-mail donde se explique mejor todo el asunto:
Un saludo, Joan.
Me alegro de haber contactado con usted respecto a la documentación de su hermana. Y lo primero que quiero decirle es que siento mucho lo que le sucede, la verdad es que no me lo podía imaginar al haberla podido localizar gracias a internet. Pensaba que ella vivía allí, en la calle Vistalegre, pues no es una mujer mayor, y sus noticias me dejan desconcertado.
Los papeles de su hermana los compré en los Encantes con el propósito de escribir un libro que titulo Reconstrucciones y para el que pido su colaboración. En todo caso, quiero que sepa que todo lo que suceda depende de usted, dada la situación de su hermana. Usted será quien me autorice, o no, a seguir con esta reconstrucción. La realidad es que hay reconstrucciones que van a buen puerto y otras no.
Si quiere, podríamos quedar un día para que vea y recupere los documentos. También podría llevarle una copia de la reconstrucción tal y como esté a la fecha de nuestra cita para que valore mi trabajo y su posible colaboración en el mismo. La verdad es que en toda esta historia me mueve un interés por recuperar la memoria perdida de gente anónima, tan importante en el fondo. Somos lo que recordamos, y en casos como el de su hermana esta aseveración se tiñe de dramatismo.